Por Vinicio Castillo Semán.-
El pasado martes 5, los cinco precandidatos del Partido de la Liberación Dominicana, Reinaldo Pared Pérez, Francisco Domínguez Brito, Carlos Amarante Baret, Juan Temístocles Montás y Radhamés Segura participaron en un almuerzo que se hizo público a través de redes sociales y medios de comunicación, en el cual trazaron una estrategia conjunta para relanzar sus respectivos proyectos presidenciales a lo interno del PLD y disputarle la candidatura a quien es sin dudas el favorito en todas las encuestas, presidente y líder de esa organización, Dr. Leonel Fernández.
Horas después de producirse ese encuentro político, recibí la información de entero crédito, de que el presidente Medina había informado a los precandidatos su decisión de no intentar quedarse en el poder más allá del año 2020, por lo que debían de redoblar y relanzar sus proyectos de cara a las primarias abiertas del próximo octubre.
Al día siguiente el ministro de Educación, Lic. Andrés Navarro, confirma que es inminente su lanzamiento como precandidato presidencial del PLD y su renuncia como Ministro de Educación, con lo cual la versión de que el Presidente había comunicado su decisión de no intentar nueva repostulación a los demás precandidatos, tomó mucha más fuerza y credibilidad en la opinión pública.
Según fuentes bien informadas, hay consenso en todos los precandidatos del PLD vinculados al gobierno, de que es imprescindible que el presidente Danilo Medina le informe al país públicamente la decisión que le ha comunicado a cada uno de ellos personalmente, si en realidad está interesado en proyectar relevos políticos y ayudar a estos precandidatos a quienes un grupo palaciego, previamente, en tono burlón, les había pegado el mote de “los alitas cortas”, refiriéndose a la baja puntuación obtenida en distintos sondeos y encuestas hechas por encargo del Presidente de la República.
La queja unánime de todos los precandidatos es que la mayoría de los cuadros y seguidores del presidente Medina en todo el país han recibido líneas o instrucciones políticas de altos funcionarios del Palacio para que nadie se comprometa con ninguno de los precandidatos. A este hecho le atribuyen fundamentalmente que no hayan podido avanzar y que no se hayan podido posicionar en la opinión pública. La expectativa de la reelección ha sido un dique y una muralla de contención al crecimiento de posibles relevos y es eso precisamente lo que de manera conjunta le están planteando al presidente Medina.
La situación que se da con los precandidatos está motivando a que éstos le soliciten a quien ha sido hasta ahora su jefe político, que adelante su anuncio oficial y público ha fijado para marzo. Con razón entienden que necesitan tiempo para armar y fortalecer sus proyectos frente a un contendor que luce hasta ahora indetenible, como lo es el Dr. Leonel Fernández.
En este panorama el presidente Medina, a mi modo de ver tendrá varias opciones: 1) Tener un acercamiento con el Dr. Leonel Fernández, similar al que el Dr. Fernández tuvo con él en el 2011; 2) Apoyar a los precandidatos de su sector que puedan desarrollarse en los próximos meses y ponerse de acuerdo en que uno de ellos pueda aglutinar las fuerzas del danilismo.
Se especula que el actual Ministro de Educación podría ser el escogido como delfín o relevo político del Presidente en su sector político, lo que evidentemente le podría traer inconvenientes con viejos amigos incondicionales como Reinaldo Pared Pérez y Carlos Amarante Baret, que se consideran, con razón o sin ella, como los herederos naturales del danilismo.
Independientemente de lo que haga el presidente Medina, creo que el solo hecho de que se confirme públicamente que no intentará quedarse en el poder, que respetará la Constitución y su juramento ante Dios y el acta notarial que firmará junto a todos los miembros del Comité Político en el año 2015, descompresiona mucho la caldera política y social de la República Dominicana. He sostenido que el mayor beneficiado de esa decisión, aparte del país en primer término, será el propio Danilo Medina, que tendrá la oportunidad de ser apreciado por la población sin la sospecha y el trasfondo de la politiquería reeleccionista.
De querer y tener voluntad, el presidente Medina puede convertirse en el próximo año y medio en un ente de unidad nacional dentro y fuera de su partido que procure consensos necesarios y serias rectificaciones en su gestión de gobierno, en aquellos puntos en que la población señala con su dedo acusador que le han fallado, como son los temas migratorios, el de la seguridad pública y los de corrupción y narcotráfico.
Sólo queda esperar el transcurrir de los días para que sean los hechos los que confirmen o desmientan lo que el presidente Medina les ha comunicado a los precandidatos presidenciales de su partido, que no va a procurar una nueva repostulación.
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