Por José Miguel Medina Tejeda.
Polo,Barahona .Ante la descontrolada avalancha de haitianos que diariamente penetran a nuestro territorio sin que las autoridades decidan frenar esa peligrosa “invasión pacífica”.
Existe el temor y la preocupación entre las familias que observan atónitas cómo miles de haitianos indocumentados ingresan al territorio nacional sin ningún control migratorio.
Andan como perros por su casa, a cualquier hora y lugar desplazándose libremente ante la mirada de una población que se pregunta para qué ha servido el plan de regularización de extranjeros ejecutado por el Gobierno que ha costado millones de pesos.
Existen en la zona fronteriza toda una red de traficantes que involucra a las autoridades civiles y militares y hasta líderes políticos locales, y que se lucra del tráfico de inmigrantes ilegales.
Muchos clérigos católicos de la zona, por motivos humanitarios y de otra índole, contribuyen también a incentivar la inmigración brindando protección a los haitianos que cruzan la frontera.
Campesinos dominicanos de la zona fronteriza facilitan la inmigración de campesinos haitianos para de esa manera obtener mano de obra barata que les ayude a quemar bosques, limpiar terrenos y cultivar conucos.
Zonas como Polo,Los charquito y Maniel Viejo, y las serranías de Bahoruco en Pedernales
Muchos empresarios dicen que la sociedad dominicana ya no puede prescindir de la mano de obra haitiana y argumentan, al igual que pasa en otros países, que sin los inmigrantes no sería posible mantener funcionando sus negocios en la agricultura, la construcción o el turismo, por ejemplo.
En pocas palabras, no habría como sostener con rentabilidad ciertos sectores de la economía.
No hay comentarios.: